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lunes, septiembre 16, 2013

Un tiempo en Ákaba ······· _Artículo 27_

Me perdí en el desierto y me hice Nómada un tiempo. Grandes relatos en huellas de oro encontré, lágrimas de lluvias varias en oasis derramé, y perlas en cuevas ocultas repletas de tesoros toqué. Algún cuaderno perdido en la tormenta dejé. Guían su caravana con tiento Lorenzo Silva y Noemí Trujillo. Ha sido un placer galopar junto a vosotros este trayecto. Ahora el adiós se queda suspendido en este mar del estrecho que nos separa a la Playa y el Continente. Buen viaje amigos. Sonreímos juntos tras la duna. Buenos tiempos. 

 Con: (Izq-Drc) Eugenio Asensio, Fabiana Iglesias, Eva Mª Medina, Elías Gorostiaga, Isabel Laso (Úna Fingal), Lorenzo Silva, Mª José, (ante ella) Rosana Ample, María Cardona, Rosario Curiel, Marta Rodríguez, (detrás) Noemí Trujillo, Milagros Pérez, (detrás) Óscar Solana, Sergio Arieta, (detrás) Pablo Fidel. Héctor y Josep. En El Disbarat. Gràcia. 25 de mayo de 2013

Izq-Drech. David Yeste, Óscar Solana, Marta Rodríguez, Isabel Laso-Úna Fingal, Sra. Sérvulo, ?, ?, Sílvia Roig, ?, Enrique Clarós, Noemí Trujillo, Elías Gorostiaga. El Disbarat. Gràcia. 29 de junio de 2013
Izq-Drech. David Yeste, Óscar Solana, Marta Rodríguez, Isabel Laso-Úna Fingal, Sra. Sérvulo, ?, ?, Sílvia Roig, ?, Enrique Clarós, Noemí Trujillo, Felipe Sérvulo.


jueves, noviembre 15, 2012

Narrativa histórica o histórica ficción... That's the question!·································_Club de Lectura_

Viendo ayer noche un apasionante reportaje de la BBC, sobre el Muro de Adriano. Mi mente voló a lo mío sin poder evitarlo.
Como escritora, en el género que más cómoda me encuentro es en la Narrativa histórica o la histórica ficción.
Además de en el suspense.
Que siempre va añadido porque es mi registro narrativo esencial.
Dejando aparte el hecho de que nunca he sabido concretar ni definir, ni encasillar mi novela. Pues harto he repetido que me gusta escribir sobre personas estén en el período histórico en el que estén.
Creo que me resulta tan fácil que me lo paso pipa, no me reprimo y permito a mi imaginación volar y llegar hasta donde es preciso. No hay límites ni fronteras. Y soy muy, muy feliz.
Pues esta libertad creativa me permite ser libre a mí también. 
En el bien entendido que la primerísima e inviolable norma de ejecución o ley básica, es que me empapo del período para resultar realista y convincente. Como si de un escritor contemporáneo se tratase. Así es cómo también trabajo en el teatro.
En respuesta a un reto propio.
Y lo consigo. Es algo constatable.
Existe otra pauta o premisa primordial añadida al trabajo en novela histórica, y es, la consulta constante del más pequeño detalle. Puede resultar agotador. Pero también recompensa pues es fascinante. Cuando te apasiona la historia, claro. 
Mi confesión: Yo de pequeña soñaba abiertamente con poder realizar viajes en el tiempo. Tenía muy claro qué época escoger primero, porque habría muchos. Y seguía toda clase de progresos y ensayos científicos al respecto. Hoy, ésta es mi manera de hacerlos. ¿Estoy chiflada? De acuerdo. Me encanta. Ningún problema.
Ayer viendo este reportaje me trasladé sin pretenderlo hasta allí. En un segundo lo vi, olí, escuché, un borbotón de gente y vida, siendo y existiendo....Resulta maravillosamente estremecedor y conmovedor.
Comprendí tan bien a George RR Martin, Manfrredi, Noah Gordon.
Y a .
Y también recordé con tristeza el motivo de rechazo que más me dolió, (sin envío previo del trabajo) de El portador de la lámpara, por parte de una influyente agente que tuvo la amabilidad de intercambiar una agradable conversación conmigo, al respecto. Año 2010, creo. Para ella la novela histórica con enigma estaba caducada porque hacía una década que no se publicaba otra cosa, ya cansaba y la moda había cambiado.
Me quedé fatal porque no sabía qué contrargumentar. ¿Moda? Así pues cómo en la ropa, y la pasarela, las tendencias para este año son los rojos y los ocres... ¡Dios mío! ¡Qué contrasentido! ¡Qué contra natura! ¡Qué crimen contra el lector! Fui diez años conductora de clubes de lectura y Taller de Escritura Creativa. Sé de lo que hablo por gustos propios y colectivos. 
A los lectores les/nos gustan las novelas que estén bien escritas. Sin tener en cuenta modas. Eso no cabe en la mente del lector real. (No el estadístico de potencial económico y resultado empresarial).
Por otro lado El portador de la lámpara fue una novela que de haber tenido su oportunidad habría sido considerada pionera, puesto que la moda brotó después. 
La novela es de 2000 y en el año 2003-2004 las librerías empiezan a hacer rebosar sus estantes tras la apareción de El código Da Vinci, que mezcla muy bien ambos géneros, misterio y enigma histórico.
Pero mi Portador para colmo de males, no se movía alrededor de un enigma ni una conspiración. Narraba el transcurrir de unas gentes, con sus motivaciones, y problemas, vinculados al proceso vital de nuestro Siglo de Oro. Con un argumento de lo más intrigante. Sí.
Aiiiiii, y no diré más.
El caso es que agradecí mucho ese reportaje, ayer. Y el motivo de éste artículo no es otro que, reivindicar el derecho del escritor a narrar lo que le motiva y cómo le motiva. Y que nunca nadie deje de ser él mismo porque lo aconsejen ciertas voces en teoría autorizadas. 
Porque a veces el academicismo mata el Arte, y yo ya estoy harta de verlo. No sirve para nada, salvo para acallar o ningunear bellas voces.
Ya lo dije en Twitter:

"No se puede academizar el Arte, como no se pueden poner puertas al campo. Lo siento por los que se empeñan pero nunca lo van a conseguir."
Y ahora, vamos a dejar volar nuestra imaginación.
Tan sólo dejémosla volar, que ella ya hará el resto.






jueves, septiembre 20, 2012

En Busca de April·······································_Club de Lectura_

 En Busca de April _Elegy for April_
de Benjamin Black
seudónimo de John Banville



Autor: Benjamin Black
Editorial: Alfaguara. Madrid. 2011.
PP: 327
ISBN: 978-84-204-0688-6 
Traducción: Miguel Martínez Lague
Puedes comprarlo en:
Librería especializada


En Busca de April es la tercera entrega de las andanzas de Quirke, el forense dublinés de El Secreto de Christine y El Otro Nombre de Laura.
Tras su lectura sólo puedo añadir mi coincidencia absoluta con todos los que ya le han calificado como: el maestro de nuestros días.
Yo que siempre ando sedienta de Dublín, my land, he podido degustar el más delicioso de los paseos por él. Así ha sido y no de otra manera, cómo con sumo regocijo he podido corretear de nuevo por todas partes gracias a su diestra pluma, que describe, dibuja, acaricia y regala mi Dublín amado y añorado.
Son los años 50. Que se tornan tan actuales como pasados. Suspendidos en un tiempo que se prende para siempre del corazón.
Si yo soy fanática del género es porque siempre nos acerca e introduce de un modo absoluto en una sociedad y una ciudad que custodia esa sociedad, con sus defectos y virtudes. Y nos permite comprender su cultura y su modo de ser. 
Yo siempre digo que los autores de novela negra son antropólogos literarios, y como los científicos nos muestran un mundo con todas sus claves para que lo comprendamos.
Salvando siempre a la madre del género Ms Agatha Christie, es el caso de Manuel Vázquez Montalbán, Andrea Camilleri, Dona Leon, Robert B. Parker, Dashiell Hammett o P.D. James.
Eso es lo que yo adoro en un escritor de novela negra, además de la trama bien ligada que nos pueda abrir y luego cerrar.
Benjamin abre una ventana para nosotros en la que podemos entrar de la mano de Quirke a un mundo en el que latir y padecer y también sonreír.
En el que los personajes fluyen al compás de los vientos o contra ellos, vientos fríos y helados, a ratos llenos del hollín inevitable de las chimeneas. Y a otras brillante como el plumaje de las aves que lo surcan.
Un poema vívido capaz de atravesar la sordidez. Así es como entra la historia de April en nuestras almas.
Junto con unos personajes que ya se quedan con nosotros para siempre.
Yo me quedo con Benjamin-John como escritor de cabecera, junto a Wilde, Joyce, Yeats, por motivos emotivos y personales, y porque me ha llenado el alma de un placer que sólo yo sé.

Sinopsis:

Irlanda, años cincuenta. La misma niebla densa y desconcertante que cubre Dublín parece haber ocultado el rastro de la joven April Latimer. Cuando Phoebe Griffin se ve incapaz de recabar noticia alguna sobre su amiga, Quirke responde a su petición de ayuda y muy pronto los dos, junto con el inspector Hackett, comienzan la búsqueda. Mientras Quirke ve su sobriedad distraída por la joven y bella actriz Isabel Galloway, la familia de April silencia su desaparición ante el terror a un escándalo. ¿Por dónde comenzar a desenredar la enorme y compleja telaraña de amor celos, mentiras y oscuros secretos con la que April tejió su vida?

Benjamin Black: 
John Banville (Wexford8 de diciembre de 1945) es un novelista irlandés, "uno de los grandes talentos de la lengua inglesa",Premio Booker 2005. Escribe también novela negra bajo el seudónimo de Benjamin Black.
Desde muy joven —12 años— supo que quería ser escritor. Estudió en una escuela de los Hermanos Cristianos y en el colegio católico de San Pedro de Wexford.
En lugar de ingresar en la universidad, prefirió comenzar a trabajar y lo hizo en la compañía aérea Aer Lingus, que le permitía viajar por el mundo.
Más tarde se arrepentiría de esta decisión: "Un gran error. Debería haber ido a la universidad. Lamento no haber tomado esos cuatro años de emborracharse y enamorarse. Pero quería irme de mi familia. Quería ser libre".
Cuando regresó a Irlanda después de haber vivido en Estados Unidos en 1968 y 1968, se convirtió en periodista y entró a trabajar en el diario The Irish Press, donde llegó a ser subeditor jefe. Luego que este periódico desapareció en 1995, pasó al The IrishTimes. Es colaborador habitual de The New York Review of Books.
Publicó su primer libro en 1970, una recopilación de relatos titulada Long Lankin, a la que seguiría una serie de novelas, la primera de ellas Nightspawn que salió al año siguiente. Después vinieron Birchwood (1973), la llamada Trilogía de las revoluciones —compuesta por Copérnico (1976), Kepler (1981) y La carta de Newton (1982)— y cerca de una docena de novelas más, entre las que destacan El libro de las pruebas (1989), finalista del Premio Booker) y El mar (2005), que ganó el preciado galardón.
Banville es conocido por el estilo preciso de su prosa. Su ingenio y su humor negro muestran la influencia de Nabokov.
En 2006 aparece el primer libro de Benjamin Black: El secreto de Christine, a la que le han seguido otras cuatro novelas negras.
Sobre su desdoblamiento como escritor, ha dicho: "El arte es una cosa extraña. Bajo el sombrero de Banville puedo escribir 200 palabras al día. Un día decidí que podía convertirme en otro y bajo ese segundo sombrero, en esa segunda piel, puedo irme a comer tras haber escrito un millar de palabras, tal vez 2.000, y disfrutar con ello. Es increíble descubrir cómo otro tipo puede vivir tu vida y usar tus manos y deleitarse con eso. Escribir es un trabajo peculiar... Escribir es como respirar. Lo hago por necesidad. Por mi propia boca, y ahora también por la de Black"
Para Banville, que también ha escrito piezas de teatro, su oficio tiene mucho de samurai: "Tener el valor, sabiendo previamente que vas a ser derrotado, y salir a pelear: eso es la literatura"

martes, marzo 20, 2012

"The Fantastic Flying Books of Mr. Morris Lessmore"_CLUB de LECTURA

The Fantastic Flying Books of Mr. Morris Lessmore
Los Fantásticos Libros Voladores de Mr. Morris Lessmore

De William Joyce y Brandon Oldenburg. 2011.


Duración: 15 m
Género: Corto, Animación
Año de realización: 2011
Lugar de realización: USA




Sinopsis: es  el corto animado que se llevó el Oscar en la última entrega de los Academy Awards. Es en sí una pequeña obra de arte que ningún amante de los libros y de las historias debería perderse. "Los Fantásticos Libros Voladores de Mr. Morris Lessmore" es un cuento sobre aquellos que dedican su vida a los libros, y sobre cómo estos les devuelven el favor llenando sus vidas de color, alegría y sentido.
Inspirado en la misma medida, por el huracán Katrina, Buster Keaton, El Mago de Oz, y un gran amor por los libros, lleva a los amantes de las letras hasta las emociones más altas y no deja indiferente a todo el público en general. Cuando la Industria se une al Arte genera Genialidades como ésta.

Resulta muy agradable teniendo un Club de Lectura como sección de éste blog, hacer un pase de este corto que tributa el amor por las historias recogidas en papel para toda la eternidad.
Además de resultar un excelente maridaje entre el Séptimo Arte y el Arte Universal. Que complace sumamente a cualquier artista y a cualquier espectador-lector.
Le doy las gracias a una buena amiga, que me lo dio a conocer, Mònica Serret. Fiel amante de los libros, el teatro y el arte.

Dirección: William Joyce, Brandon Oldenburg
Guión: William Joyce
Producción: Iddo Lampton Enochs Jr., Trish Farnsworth-Smith, Alissa M. Kantrow
Música: John Hunter
Edición: Eva Contis
Web: www.moonbotstudios.com
Premios: Oscar al mejor corto de animación 2011









domingo, marzo 18, 2012

"Diez cosas que usted no sabía de Dickens" _ CLUB DE LECTURA

10 cosas que usted no sabía de Dickens

Magnífico artículo de Teresa Ma Amiguet Molina
publicado en LA VANGUARDIA del 07/02/2012 y que reproduzco por lo mucho que me ha gustado e interesado.


10 cosas que usted no sabía de Dickens
Él nos enseñó a celebrar la Navidad, aunque también quien denunció la dureza de la Inglaterra victoriana. Su éxito le convirtió en el autor más seguido de su tiempo, precursor de la era de los escritores mediáticos líderes de opinión. Éstas son diez de las claves de su éxito perdurable.



Charles Dickens. Su nombre evoca tiernas postales navideñas pero también lúgubres hospicios y retratos del Londres victoriano más injusto. Él desveló en su obra las desigualdades sociales de la que era por entonces capital del mundo, consiguiendo con su denuncia convertirse en uno de los mayores  autores de bestséllers de la historia de la literatura.


Convocó a multitudes y se erigió como una celebridad pese a sus humildes orígenes.  Su traumática infancia y su parca formación de autodidacta –sólo acudiría al colegio a partir de los nueve años– no le impidieron consagrarse entre los grandes. Con veintisiete años, era  el novelista más popular y reconocido de Inglaterra. 


Su habilidad para fagocitar cuanto le rodeaba y llevar al papel sus propias vivencias con un innato olfato periodístico, le catapultaron desde su humilde puesto de taquígrafo de tribunales a transformador del panorama literario de su época. Desvelamos diez de sus mayores innovaciones:


1- Convirtió a personajes infantiles en protagonistas absolutos de novelas serias.


El pequeño Charles se vio obligado a trabajar desde la edad de doce años en una fábrica de betún. Su padre, dado a contraer deudas, fue encarcelado,  por lo que su madre obligó a trabajar al pequeño. Allí entre botes y etiquetas se fraguó la sensibilidad de un genio, ese sería el germen de un espíritu comprometido con su realidad social.


De esa experiencia vital surge David Copperfield, su primer gran éxito, pero también el pequeño Pip de Grandes esperanzas, o el oprimido Oliver Twist. Todos son el pequeño Dickens: tres protagonistas, tres niños desamparados obligados a vivir privados de una justa infancia. Charles es cada uno de ellos, su denuncia es su terapia.


2 - Fue el primer autor en utilizar en sus obras el término detective.


Junto a su gran amigo, el también literato Wilkie Collins, concibió el relato policial, la novela negra bebe en buena parte, sus fuentes.


3 - La clase obrera, protagonista de un relato.


Utilizando el humor y su dominio de la sátira, Dickens consigue en Tiempos difíciles (1854) denunciar el trato dispensado por los empresarios a los trabajadores, considerados meras manos, en plena revolución industrial, prescindibles apéndices de las máquinas que manejaban.


4 - Prolífico conferenciante, fue el primer autor mediático


Hizo su primer acopio de arrogancia en Boston, cuando uno de los camareros del hotel en que se alojaba dejó la puerta de su habitación entreabierta a fin de que los huéspedes pudiesen observarle. Desde sus entregas semanales a los diarios conseguía convocar a una cohorte de seguidores y admiradores que acudían arrobados a sus conferencias y esperaban ansiosos la última entrega de sus obras por entregas. 


5 - Defensor de los desfavorecidos


Humanizó a las prostitutas y mostró la vida en la prisión, que él había visitado, en La pequeña Dorrit y en Los papeles póstumos del Club Pickwick, su primer bestseller.


6 - Precursor de la defensa de los  derechos de autor


Batalló con el pirateo de sus obras en Estados Unidos. Por entonces, la ley norteamericana sólo protegía a los autores nacidos en aquel país, de forma que cualquier editor podía publicar las obras de Dickens sin pagarle un dólar en derechos, y también los periódicos en las narraciones por entregas. Esto le perjudicó económicamente, y lo denunció, pero solo sirvió para que la prensa norteamericana lo acusara de codicioso. Paradójicamente, esta falta de remuneración ayudó a extender su fama, ya que sus libros se vendían muy baratos y gozaba del favor de muchísimos lectores.


7- Las ciudades también pueden ser protagonistas.


Su Historia de dos ciudades convertía a las urbes más famosas de su tiempo, Londres y París, en protagonista colectivo


8 - Gran productor de bestsellers


Los papeles del club Pickwick salió con una modesta tirada de 400 ejemplares, pero en la 15ª edición se multiplicó por cien, alcanzando los 40.000. Historia de dos ciudades, con unos doscientos millones de ejemplares vendidos, es considerado en varias fuentes como el mayor bestseller de la historia. Pero no sólo se vendían bien sus novelas, sino que convirtió en éxito hasta un libro de recetas de cocina publicado a mediados del siglo XIX escrito junto a su esposa.


9 - Un valor seguro para el cine y la televisión


Todas sus novelas han sido y continúan siendo llevadas en varias ocasiones a la gran y pequeña pantalla. En particular, Cuento de Navidad acumula incontables versiones, desde el cine en blanco y negro hasta los Teleñecos.


10 - Director de periódico


Como máximo responsable del Daily News, inició secciones de interés sentimental, que captaron muchísimo interés del público. Una de ellas daba consejos a los y las jóvenes para el matrimonio. Lástima que sólo durase dieciocho días al frente del periódico.


Charles Dickens fue víctima de un fulminante derrame cerebral el 9 de junio de 1870, tenía sólo 57 años. Fue enterrado sin mucha pompa, según sus deseos en la Abadía de Westminster en el llamado rincón de los poetas entre Handel y Sheridan.


Al día siguiente de su muerte podía leerse en el Daily News : "Gracias a sus estampas de la vida diaria, que no a las crónicas oficiales, las generaciones futuras tendrán la oportunidad de saber cómo se desarrollaba la vida en el siglo XIX".


Hoy, doscientos años después del día de su nacimiento continúa siendo portada, su estela marca la senda de editores y las generaciones futuras.


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sábado, diciembre 17, 2011

Bon Nadal! ¡Feliz Navidad! Merry Christmas! Nollaig Shona!

 Oh, blanca Navidad, sueño
y con la nieve alrededor
blanca es mi quimera
y es mensajera de paz
y de puro amor
Oh, blanca Navidad, nieve
una esperanza y un cantar
recordar tu infancia podrás
al llegar la blanca Navidad

Bon Nadal! ¡Feliz Navidad! Merry Christmas! Nollaig Shona!
I MOLTA FELICITAT AMB ELS MILLORS DESIGS.
I MUCHA FELICIDAD CON LOS MEJORES DESEOS.
CONGRATULATIONS AND BEST WISHES TO.
COMHGHAIRDEAS AGUS IS MIAN LEIS FEARR DO.

jueves, diciembre 15, 2011

Talleres de escritura creativa


Talleres de escritura creativa

Ventanas indiscretas abiertas a la imaginación

- Recupero este artículo publicado en Suite 101 el 15 de marzo de 2010 -
¿Por qué participar en un taller de escritura creativa? La soledad suele ser el peor enemigo del escritor, la compañía y la comparación como base del estímulo.
¿Quién podría decir que no le gustaría vivir una aventura? El hecho de escribir ya es una aventura en sí mismo, pero además hay que advertir a los amantes de esta disciplina que serán llamados aventureros de corazón y pluma, pues el verdadero escritor vuelca sus sentimientos y emociones sobre el papel, aunque los disfrace de ficción.


Enseñando a escribir es como más se aprende



Los de éste oficio, que siempre cabalgará en la frontera de la locura y la cordura, debemos admitir que existe un proceso previo a la consolidación muy interesante, el de irse haciendo uno mismo como escritor y el de irse haciendo con el oficio de escritor. Por ello en el periodo de maduración del ser creativo es muy aconsejable pasar por un centro donde exista un taller de escritura, y no sólo como participante, también es del todo aconsejable estar al otro lado y ejercer alguna vez de pedagogo, pues es enseñando como más se aprende.
Pero ciñéndose al hecho de escribir... Y parafraseando la sabiduría oriental, "mil monjes, mil religiones", se puede decir que cada maestrillo tiene su librillo. A veces ocurre que estar ante el papel en blanco, uno mismo... Dejando transcurrir las horas y sintiendo la desesperación y la impotencia de no llenarlo nunca, llega a poner en duda al escritor sobre su vocación.
Y eso debe evitarse con firmeza. Si uno cree en sí mismo su deber es luchar por salir adelante. Existen algunas pautas para vencer el abatimiento. Por ejemplo si se siente que se tiene una idea, ¿y entonces qué? Cómo se desarrolla, qué final se le pone, los personajes, los diálogos, las faltas de ortografía, perdidos entre tantas descripciones... Estas son precisamente las claves del bloqueo del escritor, ¡pensar demasiado! Y siempre deben ser reconocidas cuando se está ante ellas, es fácil. Para escribir no se debe pensar.
Esto no es una contradicción, pues para escribir lo único que puede hacerse es tener ganas y permitirle a la historia pensar por sí misma. De consentírselo el escritor verá con asombro cómo la historia sucede sin más. Esto debe ser observado con rigor y sin temor a escribir cosas que no valgan. Siempre, siempre surge algo. El momento de reconducirlo llegará después. Pero primero hay que hacer como el alfarero, tirar el montón de barro sobre la mesa y luego, poco a poco, ir dándole forma, con cariño, paciencia y amor.
Esto es lo primero y fundamental que todo aspirante a escritor debe tener en cuenta si desea convertirse en un autor eficiente. Luego ya vendrá el virtuosismo con la formación y las tablas.


Participar en talleres de escritura



Igual que Heráclito afirmaba que nunca te bañarás dos veces en el mismo río pues el agua al correr ya no vuelve a ser la misma, así una única historia nunca será leída dos veces por igual, y esto responde al hecho incontestable que las verdaderas historias, las que nos gustan y nos conmueven están vivas, y existen por sí mismas, en este proceso existencial son ellas quienes deciden y no debemos interrumpirlas para no perderlas.
El consejo pues para los noveles e incipientes escritores es participar en uno de estos talleres de escritura. Son puntos de reunión de almas gemelas, lo que conlleva una tertulia muy agradable y sobre todo la sensación de viaje y aventura.
Se decía al principio. Inscribirse en uno de estos talleres es emprender un viaje de aventura, porque se sabe cómo empieza, pero nada más de lo que pueda llegar a ocurrir se vislumbra y el final es algo que ni se imagina.


La fuerza comunicativa a través de la voz



La ventana que se abre es del todo indiscreta dado que principalmente se proyecta hacia el interior de nosotros mismos y es capaz de poner ante nosotros partes personales que se desconocían y que en un acto de comunicación completamente voluntario y en absoluto consciente, conducen a la persona por los recovecos más escondidos de su mente y alma. Eso es lo grande y lo maravilloso. Y esta fuerza comunicativa es capaz de contagiar a la concurrencia, a través de las páginas, a través de la voz, a través de la tinta.
Presenciar la manifestación del ser en su plenitud es un acto conmovedor e impresionante. Tras estas experiencias puede decirse que el ser queda dividido en un antes y un después. Parámetros que deben servir de espoleta para cuántos deseen iniciar esta valiente andadura.


Más artículos y cuentos de Isabel en "Col·lecció de Narrativa"



Para ampliar información artículo recomendado: 
'Talleres literarios y de escritura creativa: mejores y menos', de: 

Copyright del artículo: IsabelLaso. Contacta con el autor de este artículo para obtener su permiso y autorización expresa para poder usar o publicar su contenido de forma total o parcial.



 

martes, diciembre 13, 2011

El patito feo de Hans Christian Andersen

 El patito feo de Hans Christian Andersen


Swan Lake


 ¡Qué hermosa estaba la campiña! Había llegado el verano: el trigo estaba amarillo; la avena, verde; la hierba de los prados, cortada ya, quedaba recogida en los pajares, en cuyos tejados se paseaba la cigüeña, con sus largas patas rojas, hablando en egipcio, que era la lengua que le enseñara su madre. Rodeaban los campos y prados grandes bosques, y entre los bosques se escondían lagos profundos. ¡Qué hermosa estaba la campiña! Bañada por el sol levantábase una mansión señorial, rodeada de hondos canales, y desde el muro hasta el agua crecían grandes plantas trepadoras formando una bóveda tan alta que dentro de ella podía estar de pie un niño pequeño, mas por dentro estaba tan enmarañado, que parecía el interior de un bosque. En medio de aquella maleza, una gansa, sentada en el nido, incubaba sus huevos. Estaba ya impaciente, pues ¡tardaban tanto en salir los polluelos, y recibía tan pocas visitas!
Los demás patos preferían nadar por los canales, en vez de entrar a hacerle compañía y charlar un rato.
Por fin empezaron a abrirse los huevos, uno tras otro. «¡Pip, pip!», decían los pequeños; las yemas habían adquirido vida y los patitos asomaban la cabecita por la cáscara rota.
- ¡cuac, cuac! - gritaban con todas sus fuerzas, mirando a todos lados por entre las verdes hojas. La madre los dejaba, pues el verde es bueno para los ojos.
- ¡Qué grande es el mundo! -exclamaron los polluelos, pues ahora tenían mucho más sitio que en el interior del huevo.
- ¿Creéis que todo el mundo es esto? -dijo la madre-. Pues andáis muy equivocados. El mundo se extiende mucho más lejos, hasta el otro lado del jardín, y se mete en el campo del cura, aunque yo nunca he estado allí. ¿Estáis todos? -prosiguió, incorporándose-. Pues no, no los tengo todos; el huevo gordote no se ha abierto aún. ¿Va a tardar mucho? ¡Ya estoy hasta la coronilla de tanto esperar!
- Bueno, ¿qué tal vamos? -preguntó una vieja gansa que venía de visita.
- ¡Este huevo que no termina nunca! -respondió la clueca-. No quiere salir. Pero mira los demás patitos: ¿verdad que son lindos? Todos se parecen a su padre; y el sinvergüenza no viene a verme.
- Déjame ver el huevo que no quiere romper -dijo la vieja-. Creéme, esto es un huevo de pava; también a mi me engañaron una vez, y pasé muchas fatigas con los polluelos, pues le tienen miedo al agua. No pude con él; me desgañité y lo puse verde, pero todo fue inútil. A ver el huevo. Sí, es un huevo de pava. Déjalo y enseña a los otros a nadar.
- Lo empollaré un poquitín más dijo la clueca-. ¡Tanto tiempo he estado encima de él, que bien puedo esperar otro poco!
- ¡Cómo quieras! -contestó la otra, despidiéndose.
Al fin se partió el huevo. «¡Pip, pip!» hizo el polluelo, saliendo de la cáscara. Era gordo y feo; la gansa se quedó mirándolo:
- Es un pato enorme -dijo-; no se parece a ninguno de los otros; ¿será un pavo? Bueno, pronto lo sabremos; del agua no se escapa, aunque tenga que zambullirse a trompazos.
El día siguiente amaneció espléndido; el sol bañaba las verdes hojas de la enramada. La madre se fue con toda su prole al canal y, ¡plas!, se arrojó al agua. «¡Cuac, cuac!» -gritaba, y un polluelo tras otro se fueron zambullendo también; el agua les cubrió la cabeza, pero enseguida volvieron a salir a flote y se pusieron a nadar tan lindamente. Las patitas se movían por sí solas y todos chapoteaban, incluso el último polluelo gordote y feo.
- Pues no es pavo -dijo la madre-. ¡Fíjate cómo mueve las patas, y qué bien se sostiene! Es hijo mío, no hay duda. En el fondo, si bien se mira, no tiene nada de feo, al contrario. ¡Cuac, cuac! Venid conmigo, os enseñaré el gran mundo, os presentaré a los patos del corral. Pero no os alejéis de mi lado, no fuese que alguien os atropellase; y ¡mucho cuidado con el gato!
Y se encaminaron al corral de los patos, donde había un barullo espantoso, pues dos familias se disputaban una cabeza de anguila. Y al fin fue el gato quien se quedó con ella.
- ¿Veis? Así va el mundo -dijo la gansa madre, afilándose el pico, pues también ella hubiera querido pescar el botín-. ¡Servíos de las patas! y a ver si os despabiláis. Id a hacer una reverencia a aquel pato viejo de allí; es el más ilustre de todos los presentes; es de raza española, por eso está tan gordo. Ved la cinta colorada que lleva en la pata; es la mayor distinción que puede otorgarse a un pato. Es para que no se pierda y para que todos lo reconozcan, personas y animales. ¡Ala, sacudiros! No metáis los pies para dentro. Los patitos bien educados andan con las piernas esparrancadas, como papá y mamá. ¡Así!, ¿veis? Ahora inclinad el cuello y decir: «¡cuac!».
Todos obedecieron, mientras los demás gansos del corral los miraban, diciendo en voz alta:
- ¡Vaya! sólo faltaban éstos; ¡como si no fuésemos ya bastantes! Y, ¡qué asco! Fijaos en aquel pollito: ¡a ése sí que no lo toleramos! -. Y enseguida se adelantó un ganso y le propinó un picotazo en el pescuezo.
- ¡Déjalo en paz! -exclamó la madre-. No molesta a nadie.
- Sí, pero es gordote y extraño -replicó el agresor-; habrá que sacudirlo.
- Tiene usted unos hijos muy guapos, señora -dijo el viejo de la pata vendada-. Lástima de este gordote; ése sí que es un fracaso. Me gustaría que pudiese retocarlo.
- No puede ser, Señoría -dijo la madre-. Cierto que no es hermoso, pero tiene buen corazón y nada tan bien como los demás; incluso diría que mejor. Me figuro que al crecer se arreglará, y que con el tiempo perderá volumen. Estuvo muchos días en el huevo, y por eso ha salido demasiado robusto -. Y con el pico le pellizcó el pescuezo y le alisó el plumaje -. Además, es macho -prosiguió-, así que no importa gran cosa. Estoy segura de que será fuerte y se despabilará.
- Los demás polluelos son encantadores de veras -dijo el viejo-. Considérese usted en casa; y si encuentra una cabeza de anguila, haga el favor de traérmela.
Y de este modo tomaron posesión de la casa.
El pobre patito feo no recibía sino picotazos y empujones, y era el blanco de las burlas de todos, lo mismo de los gansos que de las gallinas. «¡Qué ridículo!», se reían todos, y el pavo, que por haber venido al mundo con espolones se creía el emperador, se henchía como un barco a toda vela y arremetía contra el patito, con la cabeza colorada de rabia. El pobre animalito nunca sabía dónde meterse; estaba muy triste por ser feo y porque era la chacota de todo el corral.
Así transcurrió el primer día; pero en los sucesivos las cosas se pusieron aún peor. Todos acosaban al patito; incluso sus hermanos lo trataban brutalmente, y no cesaban de gritar: - ¡Así te pescara el gato, bicho asqueroso!; y hasta la madre deseaba perderlo de vista. Los patos lo picoteaban; las gallinas lo golpeaban, y la muchacha encargada de repartir el pienso lo apartaba a puntapiés.
Al fin huyó, saltando la cerca; los pajarillos de la maleza se echaron a volar, asustados. «¡Huyen porque soy feo!», dijo el pato, y, cerrando los ojos, siguió corriendo a ciegas. Así llegó hasta el gran pantano, donde habitaban los patos salvajes; cansado y dolorido, pasó allí la noche.
Por la mañana, los patos salvajes, al levantar el vuelo, vieron a su nuevo campañero: - ¿Quién eres? -le preguntaron, y el patito, volviéndose en todas direcciones, los saludó a todos lo mejor que supo.
- ¡Eres un espantajo! -exclamaron los patos-. Pero no nos importa, con tal que no te cases en nuestra familia -. ¡El infeliz! Lo último que pensaba era en casarse, dábase por muy satisfecho con que le permitiesen echarse en el cañaveral y beber un poco de agua del pantano.
Así transcurrieron dos días, al cabo de los cuales se presentaron dos gansos salvajes, machos los dos, para ser más precisos. No hacía mucho que habían salido del cascarón; por eso eran tan impertinentes.
- Oye, compadre -le dijeron-, eres tan feo que te encontramos simpático. ¿Quieres venirte con nosotros y emigrar? Cerca de aquí, en otro pantano, viven unas gansas salvajes muy amables, todas solteras, y saben decir «¡cuac!». A lo mejor tienes éxito, aun siendo tan feo.
¡Pim, pam!, se oyeron dos estampidos: los dos machos cayeron muertos en el cañaveral, y el agua se tiñó de sangre. ¡Pim, pam!, volvió a retumbar, y grandes bandadas de gansos salvajes alzaron el vuelo de entre la maleza, mientras se repetían los disparos. Era una gran cacería; los cazadores rodeaban el cañaveral, y algunos aparecían sentados en las ramas de los árboles que lo dominaban; se formaban nubecillas azuladas por entre el espesor del ramaje, cerniéndose por encima del agua, mientras los perros nadaban en el pantano, ¡Plas, plas!, y juncos y cañas se inclinaban de todos lados. ¡Qué susto para el pobre patito! Inclinó la cabeza para meterla bajo el ala, y en aquel mismo momento vio junto a sí un horrible perrazo con medio palmo de lengua fuera y una expresión atroz en los ojos. Alargó el hocico hacia el patito, le enseñó los agudos dientes y, ¡plas, plas! se alejó sin cogerlo.
- ¡Loado sea Dios! -suspiró el pato-. ¡Soy tan feo que ni el perro quiso morderme!
Y se estuvo muy quietecito, mientras los perdigones silbaban por entre las cañas y seguían sonando los disparos.
Hasta muy avanzado el día no se restableció la calma; mas el pobre seguía sin atreverse a salir. Esperó aún algunas horas: luego echó un vistazo a su alrededor y escapó del pantano a toda la velocidad que le permitieron sus patas. Corrió a través de campos y prados, bajo una tempestad que le hacía muy difícil la huida.
Al anochecer llegó a una pequeña choza de campesinos; estaba tan ruinosa, que no sabía de qué lado caer, y por eso se sostenía en pie. El viento soplaba con tal fuerza contra el patito, que éste tuvo que sentarse sobre la cola para afianzarse y no ser arrastrado. La tormenta arreciaba más y más. Al fin, observó que la puerta se había salido de uno de los goznes y dejaba espacio para colarse en el interior; y esto es lo que hizo.
Vivía en la choza una vieja con su gato y su gallina. El gato, al que llamaba «hijito», sabía arquear el lomo y ronronear, e incluso desprendía chispas si se le frotaba a contrapelo. La gallina tenía las patas muy cortas, y por eso la vieja la llamaba «tortita pati­corta»; pero era muy buena ponedora, y su dueña la quería como a una hija.
Por la mañana se dieron cuenta de que había llegado un forastero, y el gato empezó a ronronear, y la gallina, a cloquear.
- ¿Qué pasa? -dijo la vieja mirando a su alrededor. Como no veía bien, creyó que era un ganso cebado que se habría extraviado-. ¡No se cazan todos los días! -exclamó-. Ahora tendré huevos de pato. ¡Con tal que no sea un macho! Habrá que probarlo.
Y puso al patito a prueba por espacio de tres semanas; pero no salieron huevos. El gato era el mandamás de la casa, y la gallina, la señora, y los dos repetían continuamente: - ¡Nosotros y el mundo! - convencidos de que ellos eran la mitad del universo, y aún la mejor. El patito pensaba que podía opinarse de otro modo, pero la gallina no le dejaba hablar.
- ¿Sabes poner huevos? -le preguntó.
- No.
- ¡Entonces cierra el pico!
Y el gato:
- ¿Sabes doblar el espinazo y ronronear y echar chispas?
- No.
- Entonces no puedes opinar cuando hablan personas de talento.
El patito fue a acurrucarse en un rincón, malhumorado. De pronto acordóse del aire libre y de la luz del sol, y le entraron tales deseos de irse a nadar al agua, que no pudo reprimirse y se lo dijo a la gallina.
- ¿Qué mosca te ha picado? -le replicó ésta-. Como no tienes ninguna ocupación, te entran estos antojos. ¡Pon huevos o ronronea, verás como se te pasan!
- ¡Pero es tan hermoso nadar! -insistió el patito-. ¡Da tanto gusto zambullirse de cabeza hasta tocar el fondo!
- ¡Hay gustos que merecen palos! -respondió la gallina-. Creo que has perdido la chaveta. Pregunta al gato, que es la persona más sabia que conozco, si le gusta nadar o zambullirse en el agua. Y ya no hablo de mí. Pregúntalo si quieres a la dueña, la vieja; en el mundo entero no hay nadie más inteligente. ¿Crees que le apetece nadar y meterse en el agua?
- ¡No me comprendéis! -suspiró el patito.
- ¿Qué no te comprendemos? ¿Quién lo hará, entonces? No pretenderás ser más listo que el gato y la mujer, ¡y no hablemos ya de mí! No tengas esos humos, criatura, y da gracias al Creador por las cosas buenas que te ha dado. ¿No vives en una habitación bien calentita, en compañía de quien puede enseñarte mucho? Pero eres un charlatán y no da gusto tratar contigo. Créeme, es por tu bien que te digo cosas desagradables; ahí se conoce a los verdaderos amigos. Procura poner huevos o ronronear, o aprende a despedir chispas.
- Creo que me marcharé por esos mundos de Dios -dijo el patito.
- Es lo mejor que puedes hacer -respondióle la gallina.
Y el patito se marchó; se fue al agua, a nadar y zambullirse, pero, todos los animales lo despreciaban por su fealdad.
Llegó el otoño: en el bosque, las hojas se volvieron amarillas y pardas, y el viento las arrancaba y arremolinaba, mientras el aire iba enfriándose por momentos; cerníanse las nubes, llenas de granizo y nieve, y un cuervo, posado en la valla, gritaba: «¡au, au!», de puro frío. Sólo de pensarlo le entran a uno escalofríos. El pobre patito lo pasaba muy mal, realmente.
Un atardecer, cuando el sol se ponía ya, llegó toda una bandada de grandes y magníficas aves, que salieron de entre los matorrales; nunca había visto nuestro pato aves tan espléndidas. Su blancura deslumbraba y tenían largos y flexibles cuellos; eran cisnes. Su chillido era extraordinario, y, desplegando las largas alas majestuosas, emprendieron el vuelo, marchándose de aquellas tierras frías hacia otras más cálidas y hacia lagos despejados. Eleváronse a gran altura, y el feo patito experimentó una sensación extraña; giró en el agua como una rueda, y, alargando el cuello hacia ellas, soltó un grito tan fuerte y raro, que él mismo se asustó. ¡Ay!, no podía olvidar aquellas aves hermosas y felices, y en cuanto dejó de verlas, se hundió hasta el fondo del pantano. Al volver a la superficie estaba como fuera de sí. Ignoraba su nombre y hacia donde se dirigían, y, no, obstante, sentía un gran afecto por ellas, como no lo había sentido, por nadie. No las envidiaba. ¡Cómo se le hubiera podido ocurrir el deseo de ser como ellas! Habríase dado por muy satisfecho con que lo hubiesen tolerado los patos, ¡pobrecillo!, feo como era.
Era invierno, y el frío arreciaba; el patito se veía forzado a nadar sin descanso para no entumecerse; mas, por la noche, el agujero en que flotaba se reducía progresivamente. Helaba tanto, que se podía oír el crujido del hielo; el animalito tenía que estar moviendo constantemente las patas para impedir que se cerrase el agua, hasta que lo rindió el cansancio, y, al quedarse quieto, lo aprisionó el hielo.
Por la mañana llegó un campesino, y, al darse cuenta de lo ocurrido, rompió el hielo con un zueco y, cogiendo el patito, lo llevó a su mujer. En la casa se reanimó el animal.
Los niños querían jugar con él, pero el patito, creyendo que iban a maltratarlo, saltó asustado en medio de la lechera, salpicando de leche toda la habitación. La mujer se puso a gritar y a agitar las manos, con lo que el ave se metió de un salto en la mantequera, y, de ella, en el jarro de la leche ¡y yo qué sé dónde! ¡Qué confusión! La mujer lo perseguía gritando y blandiendo las tenazas; los chiquillos corrían, saltando por encima de los trastos, para cazarlo, entre risas y barullo. Suerte que la puerta estaba abierta y pudo refugiarse entre las ramas, en la nieve recién caída. Allí se quedó, rendido.
Sería demasiado triste narrar todas las privaciones y la miseria que hubo de sufrir nuestro patito durante aquel duro invierno.
Lo pasó en el pantano, entre las cañas, y allí lo encontró el sol cuando volvió el buen tiempo. Las alondras cantaban, y despertó, espléndida, la primavera.
Entonces el patito pudo batir de nuevo las alas, que zumbaron con mayor intensidad que antes y lo sostuvieron con más fuerza; y antes de que pudiera darse cuenta, encontróse en un gran jardín, donde los manzanos estaban en flor, y las fragantes lilas curvaban sus largas ramas verdes sobre los tortuosos canales. ¡Oh, aquello sí que era hermoso, con el frescor de la primavera! De entre las matas salieron en aquel momento tres preciosos cisnes aleteando y flotando levemente en el agua. El patito reconoció a aquellas bellas aves y se sintió acometido de una extraña tristeza.
- ¡Quiero irme con ellos, volar al lado de esas aves espléndidas! Me matarán a picotazos por mi osadía: feo como soy, no debería acercarme a ellos. Pero iré, pase lo que pase. Mejor ser muerto por ellos que verme vejado por los patos, aporreado por los pollos, rechazado por la criada del corral y verme obligado a sufrir privaciones en invierno-. Con un par de aletazos se posó en el agua, y nadó hacia los hermosos cisnes. Éstos al verle, corrieron a su encuentro con gran ruido de plumas.
- ¡Matadme! -gritó el animalito, agachando la cabeza y aguardando el golpe fatal. Pero, ¿qué es lo que vio reflejado en la límpida agua? Era su propia imagen; vio que no era un ave desgarbado, torpe y de color negruzco, fea y repelente, sino un cisne como aquéllos.
¡Qué importa haber nacido en un corral de patos, cuando se ha salido de un huevo de cisne!
Entonces recordó con gozo todas las penalidades y privaciones pasadas; sólo ahora comprendía su felicidad, ante la magnificencia que lo rodeaba.
Los cisnes mayores describían círculos a su alrededor, acariciándolo con el pico.
Presentáronse luego en el jardín varios niños, que echaron al agua pan y grano, y el más pequeño gritó:
- ¡Hay uno nuevo!
Y sus compañeros, alborozados, exclamaron también, haciéndole coro:
- ¡Sí, ha venido uno nuevo!
Y todo fueron aplausos, y bailes, y brincos; y corriendo luego al encuentro de sus padres, volvieron a poco con pan y bollos, que echaron al agua, mientras exclamaban:
- El nuevo es el más bonito; ¡tan joven y precioso! - Y los cisnes mayores se inclinaron ante él.
Pero él se sentía avergonzado, y ocultó la cabeza bajo el ala; no sabía qué hacer, ¡era tan feliz!, pero ni pizca de orgulloso. Recordaba las vejaciones y persecuciones de que había sido objeto, y he aquí que ahora decían que era la más hermosa entre las aves hermosas del mundo. Hasta las lilas bajaron sus ramas a su encuentro, y el sol brilló, tibio y suave. Crujieron entonces sus plumas, irguióse su esbelto cuello y, rebosante el corazón, exclamó:
- ¡Cómo podía soñar tanta felicidad, cuando no era más que un patito feo!
 FIN





 Si la transformación es dolorosa su comprensión mucho más.
Pero después la dulce recompensa de la serenidad alivia
las heridas.